Invertir en un depósito a plazo fijo es, sin duda, una de las inversiones financieras más difundidas en el mundo, y muchas veces suele ser lo primero que se le ocurre a alguien que tiene una cierta cantidad de dólares y busca en qué invertir.
En cuanto a las ventajas o los aspectos a favor con los que cuenta invertir en un plazo fijo se cuenta con un compromiso de pago por escrito de una entidad crediticia que se compromete a abonar una determinada suma (la cifra depositada más los intereses acordados) en una fecha prefijada de antemano.
De este modo, cuando hemos puesto un plazo fijo en el banco, por ejemplo, solemos quedarnos tranquilos simplemente esperando la fecha de vencimiento para poder volver a disponer de nuestro dinero, regocijarnos con el interés y dedidir nuevamente qué hacer con él.
En este sentido la inversión colocando el dinero a plazos, que es como hacerle un préstamo al banco que inmoviliza nuestro dinero hasta la vecha de vencimiento (el "plazo fijo"), es parecida a una inversión concreta estándar que ofrce la ventaja de no ser de renta variable, como ocurre al invertir en acciones, que están sujetas a las fluctuaciones de precios de los mercados accionarios.
Sin embargo, a veces invertir en un plazo fijo puede tener, además de las mencionadas ventajas algunas desventajas o riesgos, que enumeramos:
En primer lugar hay que analizar hasta dónde se puede confiar en los bancos. La solidez relativa de la economía nacional en la que estemos inmesos, las garantías de los bancos centrales, la salud del sistema financiero y el nivel de depósitos y préstamos que hay en el sistema son factores relevantes al respecto.
No olvidemos además que todo sistema financiero local está comunicado con el mundo y es sensible a las crisis globales de la economía, como claramente se percibe en los mercados bursátiles.
También es importante considerar que si en el sistema financiero hay muchos préstamos en dólares, ello aumenta la vulnerabilidad de la economía y por tanto del sistema bancario y de entidades crediticias.
Asimismo, como conocen bien los expertos en finanzas, el sistema de créditos y financiero tiene que ser lo suficientemente sólido para que los inversores y capitales confíen en él, pues si se produce una pérdida de confianza entre los agentes e instituciones de finanzas se puede producir un embudo de crisis. Las expectativas del inversor cumplen un papel destacadísimo en las finanzas.
Por otra parte poner el dinero en el banco haciendo una inversión a plazo fijo puede ser un buen negocio, o una sabia decisión en cuanto a las finanzas personales si no existen mejores alternativas de inversión en la coyuntura.
Recordemos que al prestarle nuestro dinero al banco no podremos disponer de él hasta la fecha de vencimiento del plazo, a diferencia de lo que ocurre, por caso, al invertir en divisas o en acciones, que podremos vender en cualquier momento si la ocasión es propicia.
Un análisis costo-beneficio será entonces un buen criterio previo a tomar la decisión de colocar nuestro dinero a plazo en una institución bancaria o crediticia, donde evaluemos la conveniencia de obtener un determinado beneficio (el interés) de hoy a 30, 60 o 90 días, por ejemplo.
Aquí surge un dilema del inversor que ya tiene el dinero en el banco, por ejemplo en una caja de ahorro o cuenta corriente ordinaria, cuyo origen es otro de los grandes factores sensibles en el análisis de la inversión a plazos: la inflación.
En muchas ocasiones, la inflación es mayor que el interés o beneficio que otorga el plazo fijo, por lo que una de las alternativas del dilema será asumir un riesgo y colocar el dinero a plazos pero esperando que la inflación no aumente o no sea muy alta, pues en ese caso nuestro dinero se habrá depreciado a pesar del interés recibido.
El otro cuerno del dilema del inversor en un plazo fijo es, si tiene una buena cantidad de dinero en el banco, conservarlo en su cuenta corriente para esperar buenas oportunidades de inversión o de compra, pues muchas veces en situaciones de incertidumbre incluso una compra puede ser la mejor inversión.